«Te suplico por Tu poder, oh mi Dios! No permitas que ningún daño me acose en tiempo de pruebas, y en los momentos de dejadez guía mis pasos rectamente por medio de Tu inspiración. Tú eres Dios; potente eres Tú para hacer lo que deseas. Nadie puede resistirse a Tu Voluntad ni frustrar Tu Propósito».
[El Báb, 1819-1850]
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