martes, 14 de agosto de 2007

Seres alados I

¿Aleteo? No tengo un oído agudo, pero conozco ese sonido. Aleteo. Sentirse atrapado en un lugar. Cerré las puertas, después los ojos. Aleteo. Silencio. Aleteo. ¿Cómo pudo este ser alado llegar allí? Curiosidad, hambre —amor incluso— pudieron llevarlo a meterse en lo que pensó un destino. Destapar el cajón del extractor era la parte fácil. Más difícil era que el pájaro —pequeño y asustado—, me entendiera. Pero si yo percibí su aleteo, él entendería mi señal. Salió y revoloteó. Cayó confundido. Dejé semillas, agua y la puerta abierta. Comió realmente poco.

Y voló.

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